jueves, 23 de febrero de 2012

Los héroes de la cultura popular y el derecho


Las sociedades necesitan de mitos y de héroes. Tal vez el héroe encarna sea uno de los males liberados por Pandora, la esperanza, digamos que es un mal necesario. En un primer momento los héroes son sobrenaturales, distintos al resto de los seres humanos, aun si son humanos. En ciertos momentos históricos los héroes se acercan más a lo humano y cotidiano, pero seré el mito el que hará que nuevamente destaquen y se alejen.


Se ha dicho tanto que el mito retorna, para otros jamás se ha ido, con los héroes pasa lo mismo, a pesar de la muerte de los grandes relatos, los héroes jamás se han ido, sin embargo hoy se hace necesario un replanteamiento más democrático de la heroicidad.

El héroe se enfrenta siempre a un dilema ético: utilizar su poder para su beneficio personal o ponerlo al servicio de los demás, esta decisión le supondrá un sacrificio que en algunos casos será mayúsculo y en otros pasará desapercibido, pero siempre estará latente para el caso en que el héroe decida abandonar su "misión" o su "destino".

En "El superhombre de masas" Umberto Eco nos muestra como la cultura popular se alimenta de las historias donde algunos seres humanos lográn romper el esquema de normalidad y destacan del resto para marcar un nuevo rumbo a esa sociedad, para enseñarle algo con su sacrificio, para cambiar un paradigma o simplemente para recordarle el porqué de su existencia.

Hoy el cine nos presenta una derrama de (super) héroes enfrentados a sus prejuicios, a sus alteregos, a su egoísmo, a su prepotencia, nosotros esperamos que superen sus complejos para que nos puedan ayudar ¿qué más podemos hacer si no contamos con un super poder? subyace hasta hoy la idea ilustrada intensificada por el romanticismo, de que los héroes son unos cuantos, y el héros no sólo merece vivir sino que incluso puede gozar de privilegios, más aun, el héroe debe estar al margen del derecho para poderlo corregir, el héroe representa la justicia en su forma más pura, a veces confundida con la venganza (por ejemplo el Batman de Chris Nolan) ahora además se da una dualidad curiosa porque lo que determina al héroe no es su misión sino su decisión, el villano puede convertirse en héroe y viceversa si así lo decide (como en el caso de Megamind) héroes y villanos se disputan el control de las sociedades, y todos los demás mortales tenemos que esperar.

Sí pudieramos lograr democratizar la heroicidad tal vez podríamos resolver el dilema ¿pero cómo? ciertamente es un asunto que debe resolverse con un planteamiento cultural y he aquí la necesidad de propuestas, diálogo y voluntad política, no de la voluntad de los políticos sino de aquella de la polis.